“Desnuda más la ternura que unas manos”,
reza un billete de veinte euros. Julio Cortázar y su “andábamos sin buscarnos,
pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” dan, a cambio de nada, felicidad
añadida a veinte bolívares. “Huir significa ir a buscarte” o “hay momentos que
la vida te coloca a la misma distancia de huir o quedarte para siempre” de
Elvira Sastre decoran dos billetes de cincuenta euros.
El mundo necesita poesía. Y melodía,
literatura, teatro, fotografía… La sociedad, inexplicablemente individualista y
distante, pide desesperadamente un poco de atención. El movimiento Acción Poética
en México y sus frases optimistas escritas en negro sobre blanco, los poemas en
los pasos de cebra de Madrid y, ahora, versos decoran billetes de todo el
mundo. #Versatubillete, suplica Twitter.
Va hacia la oficina. Es un miércoles
cualquiera, de una semana que se presenta absurda, de un mes indefinido, de un
año del que no recuerda el último número. No son ni las 9 y la corbata ya
asfixia. No es ni primera hora de la mañana y los tacones ya duelen. El mismo
camino de siempre. La realidad parece inalterable. Pero, de repente, cuando se
prepara para cruzar el paso de peatones, a ambos lados del campo de visión que
deja libre la pantalla de su móvil, asoman unas letras blancas sobre el fondo
negro del asfalto.
“No hay mejores brindis que los que hacen tus pestañas”. ¿Vandalismo?
¿Arte? Qué más da. Le recuerda que el
rimmel no es necesario, que como más guapa está es sin añadidos artificiales.
Eso le saca una sonrisa y, después, saca usted la fotografía al suelo.
Ya casi está en la oficina. Para en el
establecimiento de siempre con su joven camarero de todos los días y pide su
asiduo café doble con leche caliente, que el frío aprieta. No le pide el nombre
para su vaso de cartón pues ya lo conoce e incluso le da los buenos días por su
nombre. Cuando le da el cambio, otra sorpresa aguarda. Un billete de cinco euros
le recuerda que “hoy es día de besarte”. ¿Está bien escribir en los billetes?
Los debates incomodan, lo importante es que la sonrisa merece la pena.
De repente, todo cobra sentido.
Ya no es un día cualquiera. Es miércoles 27 de mayo de
2015.
Recuerda que está vivo.
Es feliz, ¿lo había olvidado?
Dos acciones culturales en dos rincones tan inesperados como cotidianos. Personas anónimas haciendo feliz a personas desconocidas. Y es que
la poesía va de eso, de recordar que en medio de tanto bullicio y tantas exigencias,
“la única curva que debes cuidar es la de tu sonrisa”.
Son tiempos duros.
El hombre necesita más poesía.
¿Te unes?
Alejandra Elorza