martes, 24 de noviembre de 2015

¿Cuánto dura el amor?

¿Puede realmente el amor durar para siempre? No hablo de un amor rápido, fácil, y desechable. Me refiero al tipo de amor que crece a fuego lento, al sentimiento más intenso, a la entrega irracional y a la pasión incontrolable. A arreglar la humanidad a besos empañando su coche, a descubrir la fórmula de la paz una madrugada cualquiera en su cama y a tocar el cielo preparando una cena para dos a cuatro manos. ¿Puede un amor así, tan vivido como sufrido, conocer la eternidad?

¿Puede el amor resistir a la inesquivable rutina? ¿Puede la llama mantenerse sin importar el paso y el peso de los días? Dicen que biológicamente el amor dura apenas dos o cuatro años y psicológicamente no más de siete.

Pasado ese tiempo y más allá de la comodidad, ¿qué es lo que se tiene? ¿Qué es lo que queda? ¿Es la resaca de un gran amor suficiente para continuar? ¿Es la desconfianza en todo aquello que no has hecho lo que hace que te quedes, con la confianza de que en algún momento darás lo no otorgado? ¿Estamos resignados al olvido? ¿Debemos, cuando nos embarcamos en una relación, asimilar que el amor que todavía está naciendo está destinado a morir?

¿Puede realmente el amor durar para siempre?




Alejandra Elorza

sábado, 7 de noviembre de 2015

A oscuras

Hoy puedes ser
todo lo que odio y que de vez en cuando eres
para después prometerme,
como siempre haces,
el mundo,
el universo,
y todo lo trivial, banal e insustancial que ni puedo imaginar.

Regálame
un amanecer, el principio de algo,
pero nunca compartamos un atardecer,
una despedida,
que hoy quizás es la del sol, pero mañana puede ser la nuestra.
No nos la juguemos e intuyamos,
a través de las rejillas de la persiana mal cerrada,
cómo mientras la luz le va ganando el pulso a la noche
se van dibujando líneas horizontales sobre tu espalda.

Y es que eso eres en mi vida: el horizonte,
la línea que aparentemente separa el cielo del mar,
todo apariencia y nada claridad,
mi incapacidad para diferenciar el cenit del nadir,
el bien del mal,
y el amor de la obsesión
cuando recién salido el sol abandonas la cama y la habitación.

Hoy puedes ser
todo lo que odio y que de vez en cuando eres.
Sólo pido a cambio
que mañana cuando comience el día
te quedes
como si la luz conmigo no te asustase,
como si la oscuridad conmigo no fuese lo único que te reconforta.



Alejandra Elorza