Hoy puedes ser
todo lo que odio y que
de vez en cuando eres
para después
prometerme,
como siempre haces,
el mundo,
el universo,
y todo lo trivial,
banal e insustancial que ni puedo imaginar.
Regálame
un amanecer, el
principio de algo,
pero nunca
compartamos un atardecer,
una despedida,
que hoy quizás es la
del sol, pero mañana puede ser la nuestra.
No nos la juguemos e
intuyamos,
a través de las rejillas
de la persiana mal cerrada,
cómo mientras la luz
le va ganando el pulso a la noche
se van dibujando
líneas horizontales sobre tu espalda.
Y es que eso eres en
mi vida: el horizonte,
la línea que
aparentemente separa el cielo del mar,
todo apariencia y
nada claridad,
mi incapacidad para
diferenciar el cenit del nadir,
el bien del mal,
y el amor de la obsesión
cuando recién salido
el sol abandonas la cama y la habitación.
Hoy puedes ser
todo lo que odio y
que de vez en cuando eres.
Sólo pido a cambio
que mañana cuando comience el día
te quedes
como si la luz conmigo no te asustase,
como si la oscuridad conmigo no fuese lo único que te reconforta.
Alejandra Elorza
Escuchamos muchas veces a nuestro alrededor que somos lo que creemos que somos. Que el querer es poder. Mentira. La realidad nos marca en otras ocasiones que somos lo que sentimos ante la transformación de nuestras circunstancias en el oxígeno que respiramos. Nos podemos sentir como un plato recién comido o rechazado, o como flores recién salidas de la tierra según las ondas sean a favor o en contra. Y aunque siempre exista distancia entre lo que queremos decir y decimos, y entre lo que decimos y el receptor entiende, lo ciertro es que el solo hecho de escribir para intentar comprimir aquella distancia es todo un premio, refugio o liberación para, en tu caso, quien quiera escucharte y/o leerte.
ResponderEliminarUna vez más, impresionante, Alejandra. Nunca dejes de escribir que necesito leerte.
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