es
porque te quiero, y significará que tú también me quieres a mí.
Las
cosas se tuercen, sin motivos de peso que precipiten el final. Sin palabras
apresuradas ni malas acciones. Eso acaba por facilitar el adiós. Parece
sencillo: aquello que nos unía empieza a ser lo que nos separa. Antes me
encantaban tus pantalones rotos, tu pelo despeinado y tu media sonrisa hacia el
lado derecho me parecía tan sexy… Ahora sólo me preocupa que tu sonrisa no sea
entera.
Las
dudas hacen que la almohada se vuelva incómoda. Y cuando no puedo dormir por la
noche todo se vuelve más negro que la propia oscuridad de la habitación. El
lunes te quiero, pero no puedo garantizarte estar para ti si el martes me
necesitas, aunque debes saber que seguramente el domingo después de comer te
quiera a mi lado. Ya sabes que ese día me entristece y sólo tu compañía es
capaz de compensar esa nostalgia semanal.
Y
como hay veces que las mejores demostraciones de amor aparecen en el desamor,
es por eso por lo que ayer por la noche te rompí el corazón en toda una
declaración de intenciones. Lo siento, tenía dudas sobre si me querías y no me
ha quedado más remedio. Es egoísta, lo admito, pero sólo puedes herir
internamente a quien realmente te ama. En el desamor, entre canciones
melancólicas y lágrimas, nacen las palabras más bonitas y los gestos más
sinceros. Todo para recuperarla, para que ella vuelva.
Te
conozco, no te preocupes, puedo reconstruirlo. Incluso te lo devolveré mejor de
lo que estaba. Ya he vuelto, otra vez estoy a tu lado.
Y
es que si te rompo el corazón es porque te quiero. Y ahora sé que tú también me
quieres a mí.
Firmado, Alejandra Elorza
No hay comentarios:
Publicar un comentario