domingo, 10 de noviembre de 2013

Y si te rompo el corazón

es porque te quiero, y significará que tú también me quieres a mí.

Las cosas se tuercen, sin motivos de peso que precipiten el final. Sin palabras apresuradas ni malas acciones. Eso acaba por facilitar el adiós. Parece sencillo: aquello que nos unía empieza a ser lo que nos separa. Antes me encantaban tus pantalones rotos, tu pelo despeinado y tu media sonrisa hacia el lado derecho me parecía tan sexy… Ahora sólo me preocupa que tu sonrisa no sea entera.



Las dudas hacen que la almohada se vuelva incómoda. Y cuando no puedo dormir por la noche todo se vuelve más negro que la propia oscuridad de la habitación. El lunes te quiero, pero no puedo garantizarte estar para ti si el martes me necesitas, aunque debes saber que seguramente el domingo después de comer te quiera a mi lado. Ya sabes que ese día me entristece y sólo tu compañía es capaz de compensar esa nostalgia semanal.

Y como hay veces que las mejores demostraciones de amor aparecen en el desamor, es por eso por lo que ayer por la noche te rompí el corazón en toda una declaración de intenciones. Lo siento, tenía dudas sobre si me querías y no me ha quedado más remedio. Es egoísta, lo admito, pero sólo puedes herir internamente a quien realmente te ama. En el desamor, entre canciones melancólicas y lágrimas, nacen las palabras más bonitas y los gestos más sinceros. Todo para recuperarla, para que ella vuelva.

Te conozco, no te preocupes, puedo reconstruirlo. Incluso te lo devolveré mejor de lo que estaba. Ya he vuelto, otra vez estoy a tu lado.


Y es que si te rompo el corazón es porque te quiero. Y ahora sé que tú también me quieres a mí.

                                           Firmado, Alejandra Elorza


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